jueves, 23 de febrero de 2017

IMPORTANCIA DE HACERSE UN ESTUDIO DE LA PISADA



Por lo general, no le damos la importancia adecuada a nuestros pies y tipo de pisada, pero el movernos, caminar, mantenernos erguidos, constituye toda una proeza para nuestro cuerpo y sobre todo para nuestros pies que se encargan de soportar el gran peso que recaen sobre ellos. Los pies son las bases que sostienen nuestro cuerpo en bipedestación y son determinantes para la postura corporal. Al estar presente alguna alteración en la morfología del pie o un tipo de pisada nociva nuestra postura se verá afectada haciendo “adaptaciones” en articulaciones, músculos, tendones y ligamentos que a largo plazo pueden producir molestias, dolores o lesiones en el aparato locomotor.  

Al estar en bipedestación el peso corporal es soportado por los huesos, articulaciones, músculos, tendones y ligamentos de los miembros inferiores. Al caminar la fuerza que recibe el pie es aproximadamente 1,5 veces mayor que el peso del individuo y al incrementar la intensidad de la actividad (trote, carrera o brinco) la fuerza del impacto aumenta pudiendo llegar hasta 7 veces o más el peso de nuestro cuerpo. Es decir, al caminar, el pie de una persona de 70kg absorbe 105kg y al brincar el impacto llega cercano a los 500kg. Además, existe una repercusión del “choque” sobre las estructuras músculo-esqueléticas de los tobillos, rodillas, caderas, espalda, hombros y cuello.

El gráfico refleja la fuerza que recae sobre el pie según la actividad física y el peso corporal del individuo.

  

Se considera un rango seguro entre -4° de pronación y
 +9° de supinación.
Adicionalmente, sí nuestro tipo de pisada se encuentra fuera de los rangos considerados normales o seguros la biomecánica de las articulaciones, músculos, ligamentos y tendones se verá alterada y la dirección de la fuerza del impacto al caminar, trotar, correr o brincar será mucho más perjudicial sobre el organismo incrementando los riesgos de padecer lesiones y haciéndose estos recurrentes.

Al tener una pisada sobre pronadora o sobre supinadora la dirección de la fuerza del impacto no es idónea para el organismo elevando los riesgos de sufrir lesiones en las diferentes articulaciones, músculos, tendones y ligamentos.























Hacer ejercicio y practicar cualquier deporte es muy saludable ya que activa el sistema cardiovascular, ayuda a controlar el colesterol, la diabetes, hipertensión arterial, etc., Sin embargo, puede ser dañino para las articulaciones sino conocemos nuestra pisada y tomamos las medidas necesarias para mejorarla. Con los avances científicos y tecnológicos existen métodos precisos y cuantificables para evaluar la pisada. Una de las más recomendables es el estudio baropodométrico, que consiste en el análisis computarizado del pie en posición estática (estando parados de pie), como el movimiento en dinámica (caminando o corriendo). 

Estudio baropodométrico estático localiza el baricentro (centro de gravedad postural), puntos máximos de presión para cada extremidad y la repartición de cargas entre el antepié y retropié.
El estudio baropodométrico dinámico permite visualizar el registro consecutivo en función del tiempo, de todos los datos relativos al pie durante el desarrollo del patrón de pisada. Además, se registra el espacio que abarca entre cada paso, la presión máxima ejercida en cada fase individual durante el desarrollo del paso, la velocidad de movimiento del pie en cada fase y la fuerza ejercida por el peso durante las fases de apoyo y de impulso.

Con los valores obtenidos se puede determinar la necesidad o no de usar determinado calzado (zapato para pronador o supinador) o más preciso aún usar plantillas personalizadas (plantillas diseñadas y elaboradas a la medida para cada pie y paciente según las necesidades individuales). 
Con datos exactos para cada pie se logra diseñar y confeccionar plantillas 100% personalizadas según las necesidades individuales de cada individuo.


El propósito del estudio y el uso de plantillas personalizadas es evitar o reducir lesiones traumatológicos cómo son esguinces, tendinitis, sobrecargas musculares, desgastes articulares, basculaciones pélvicas, etc. asociados a nuestro patrón de andar.